Otro asesino al volante. ¿Pudo ser otra la historia?
Los medios están difundiendo hoy consideraciones de la Cámara del Crimen con respecto al homicidio y lesiones graves causados por Veppo, que pruebas mediante, corrobora lo anticipado por Luchemos al momento de los hechos.
Pero, ¿pudo ser diferente la historia?
· Llama la atención que quienes lo acompañaban en el auto lo habían visto beber abundantemente, y eran concientes de que “cuando Veppo consume alcohol se transforma en otra persona”. Sin embargo, se subieron al auto con él, asumiendo un gravísimo riesgo para ellos y para terceros.
SI VAS A SUBIR A UN VEHÍCULO CUYO CONDUCTOR HA BEBIDO, TRATÁ DE DISUADIRLO DE CONDUCIR, Y NUNCA VIAJES CON ÉL AL VOLANTE
· Legislar los Delitos contra la Seguridad Vial (ver propuesta de Luchemos por la Vida), en particular el de la conducción con exceso notable de alcohol, antes de que otros potenciales homicidas del tránsito, comoéste, lleguen a matar. Estos delitos ya existen en los países exitosos en su lucha contra las muertes en el tránsito, pudiendo mencionarse el caso cercano de España. Estamos hablando de “delitos”, y no de una simple infracción o contravención.
DE EXISTIR ESTOS DELITOS EN EL CÓDIGO PENAL, SEGURAMENTE ÉSTE U OTROS ASESINOS AL VOLANTE NO SE HABRÍAN ATREVIDO A CONDUCIR ALTAMENTE ALCOHOLIZADOS, O DE HABERLO HECHO, SEGURAMENTE HABRÍAN ESTADO PRESOS ANTES DE LLEGAR A MATAR A OTRO.
· Incrementar significativamente los controles de alcoholemia, que son escasos (ver comparación con otros países),sancionando severamente a los infractores.
ESTO SERÀ MUY EFICAZ PARA ELIMINAR A LA MAYORÍA DE LOS POTENCIALES CONDUCTORES ALCOHOLIZADOS, TAMBIÉN POTENCIALES ASESINOS.
Sí, la historia pudo ser diferente…
Es fundamental que cada uno de nosotros tome conciencia de las consecuencias de la conducción alcoholizada, que mata.
El alcohol es un tóxico depresor del sistema nervioso. Aunque la persona que bebió no lo note, un solo vaso de cerveza, vodka, fernet, vino, etc., disminuye la capacidad de conducción, porque:
• Genera una falsa sensación de seguridad, que predispone a excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a las normas de tránsito.
• Altera la precepción.
• Embota los sentidos.
• Disminuye la capacidad de atención.
• Se alargan los tiempos de reacción, las respuestas y maniobras se hacen más lentas y torpes.
• La visión se ve afectada, en especial, empeora la visión periférica, la adaptación a los cambios de luz (por ej. en caso de encandilamiento), y la percepción de los tonos rojos (luces rojas del semáforo, luces de posición y las de freno).